Altiplano

El túnel de Oriente no servirá sin obras complementarias

La megaobra, túnel de Oriente, de la que defendemos su importancia, debe complementarse, de manera urgente, con las obras viales que garanticen su efectividad y, de ninguna manera, quedar convertido en un atolladero para la movilidad, como lo vaticinan distintas organizaciones de la sociedad civil, líderes gremiales y Alcaldías, por el atraso de las vías de la región.

El valle de San Nicolás, en menos de tres décadas, dejó de ser una despensa agrícola jalonada por campesinos, para convertirse, sin mayor orden, en el segundo polo de desarrollo económico, industrial y de expansión urbanística de Antioquia.

Sobre qué era más importante para una sociedad en la que los recursos son escasos, si el túnel o el desarrollo vial del oriente cercano, están empapeladas las gavetas oficiales, así como las de las instituciones públicas y privadas, que han terciado en el tema en las últimas décadas.

Lo real es que hoy estamos a punto de inaugurar el paso subterráneo, con una inversión de 976.000 millones de pesos en 24 kilómetros de túneles, vías, intercambios y puentes y la necesidad apremiante de construir varias doble calzadas y ajustar otros tramos, que garanticen su efectividad del túnel para el valle de San Nicolás y Medellín, porque la congestión, así lo ha advertido la SAI, podrá ser de lado y lado de la montaña.

Tal problema está debidamente diagnosticado y en las soluciones coinciden, con pocas diferencias, la Gobernación, que tiene planeada una intervención sin precedente en las vías de Oriente; el gobierno nacional, la SAI, la Asociación de Municipios del Oriente, la Asamblea de Antioquia, la Cámara de Comercio, expertos en movilidad, universidades y otras fuerzas vivas.

Son claves, al menos, las siguientes intervenciones con doble calzadas: Sancho Paisa – Sajonia – Don Diego – El Tablazo; La Ceja – El Retiro; Aeropuerto José María Córdova – Llanogrande; autopista Medellín Bogotá – glorieta aeropuerto – Llanogrande – Rionegro (club recreativo Comfama; La Ceja – Rionegro; Zona Franca Rionegro – El Tablazo; La Ceja – El Carmen de Viboral y, a futuro, El Peñol – Guatapé – San Rafael.

A fin de que no colapse la movilidad de este lado de la montaña, así lo ha advertido la SAI, deben ajustarse las obras que se realizan por valorización en El Poblado para que conecten con el túnel y terminar, antes de 2019, todo lo relacionado con el corredor del Río.

Mantener y multiplicar la competitividad del Oriente, una región que no deja de crecer y que por sus características ambientales, es un sueño habitacional para miles de familias del Aburrá, exige del máximo compromiso de su dirigencia y, en especial, la del gobernador Luis Pérez, a fin de que busque consensos y oriente los planes que se requieren.

Mientras se obtienen los recursos o se definan los mecanismos de financiación es clave identificar y delimitar las tierras que se han de utilizar para las doble calzadas y congelarlas para otros usos.

A través de figuras como los planes parciales debe exigirse a los constructores de los complejos habitacionales que se desarrollan en toda la zona, la construcción de las vías que lleven a los mismos y los conecten con las futuras doble calzadas. Tal responsabilidad no puede dejarse a las alcaldías para que los ejecuten con dineros públicos.

 

Por: ElColombiano.com

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