Un nuevo fracaso sumó el fútbol colombiano masculino, esta vez con la selección sub 23, la cual había ido a Venezuela con la firme intención de representar el país en el campeonato preolímpico de la Conmebol. Una gran desilusión la que nos llevamos los amantes del fútbol al ver la poca garra y la débil fuerza de competencia de este equipo en territorio venezolano.
El combinado cafetero pasó sin pena ni gloria por este certamen continental que otorgaría dos cupos a los Juegos Olímpicos que se desarrollarán a mediados de este año. Los dirigidos por el profesor Héctor Cárdenas, finalizaron la competencia como la peor selección de Suramérica al no poder sumar ningún punto en todo el torneo y más penoso aún sin marcar ningún gol a favor los cuatro partidos disputados. Fue la única selección en no marcar y en no sumar así fuera un solo punto. Dentro de la cancha, no se veía un equipo compacto, no estaban jugando en conjunto, era más bien un equipo de barrio donde cada quien quería generar con su individualidad que solo se fijaran en él. Ahí fue donde sus egos hicieron perder el rumbo de un equipo, y un técnico que al parecer no supo manejar esos egos en el camerino.
A partir de este nuevo fracaso del fútbol colombiano a nivel internacional nos podríamos hacer varias preguntas: ¿Quién o quiénes son los culpables de estos resultados internacionales en el fútbol colombiano?, ¿Será verdad lo que pintan varios portales donde ubican el fútbol colombiano en un ranking como una de las mejores ligas del mundo?, ¿Hay suficiente trabajo psicológico en los deportistas colombianos, o solo se enfocan en el dinero que puedan ganar?
Queda un sin sabor en los que amamos y seguimos los deportistas colombianos en sus competencias, porque los resultados en ocasiones no son solo en el fútbol, sino también en el ciclismo, porque no han salido nuevos corredores a Europa, que les estará faltando, y así podríamos hacer la lista en muchos deportes que no tienen el suficiente apoyo en nuestro país, tanto así que hasta unos juegos panamericanos se los dejaron quitar, pero eso será otro tema para ampliar en una próxima columna, porque hoy queda en el aire la gran pregunta con la que titulamos este escrito: ¿Tiene futuro el fútbol colombiano?
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