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Mary luz Mesa sobrevivió a una mala práctica de cirugía estética en Rionegro

En Colombia se hacen 357.115 cirugías plásticas por año, es decir, 978 procedimientos por día. La cirugía plástica es una de las ramas más rentables de la medicina en el país, porque la demanda de procedimientos cosméticos responde a una necesidad masiva, creada por una sociedad hiper-machista que limita las posibilidades profesionales y personales de las mujeres. Por eso, en algunos contextos colombianos “ser bonita” es la única manera de salir adelante. Por eso es más que comprensible que muchas mujeres busquen hacerse cirugías cosméticas y una demanda tan alta, sin una regulación clara, es el escenario perfecto para que se empiecen a ofrecer cirugías inseguras.

En el municipio de Rionegro una de sus habitantes Mary Luz Mesa, decidió hacerse una lipólisis láser y ahora es una de las recientes víctimas que se han registrado en Antioquia por una mala cirugía estética, que según ella, no contó con los requerimientos necesarios para su realización en una casa finca ubicada en el barrio Altos del Lago.

Según Mary Luz Mesa fue intervenida por un falso cirujano plástico, Andrés Gaviria Vargas, quien le practicó una liposucción en una habitación de una casa finca. Inicialmente le dijeron que era la sala de preparación y cuando la anestesiaron se enteró que había comenzado la cirugía.

Mary Luz señaló que en el lugar no había quirófano, ni anestesiólogo, solo un enfermero de nombre Juan David Álvarez y una peluquera de nombre Alexandra López.

Sin embargo, no habían pasado más de dos horas desde que empezó el procedimiento y empezó a sentir complicaciones en sus pulmones, y reconoció que en ese momento se preparaba para lo peor en sus condiciones de salud.

“Prácticamente a la hora ya estaba con los pulmones afectados, mi respiración no daba abasto porque era una respiración muy fuerte palpitaciones muy agitadas. El médico me inyectó adrenalina lo que hizo que el corazón parara en un momento”, manifestó la señora Mesa.

Con impotencia escuchaba al supuesto cirujano decir: “esta señora se nos va a morir” …, y narró además que “estaba imposibilitada de cualquier movimiento por el tipo de medicamentos que había ingerido en el lugar.

La mujer, fue trasladada a la clínica Somer y fue atendida gracias a la oportuna ayuda que le brindo el Concejal de Medellín Bernardo Alejandro Guerra, allí recibió una incapacidad de 15 días porque cuando los médicos la recibieron en urgencias expulsó sangre al toser y bajo observación le indicaron que sino se trataba a tiempo podría llegar a ser un embolismo pulmonar.

Cuando Mary Luz Mesa medio se recuperó, llamó a Andrés Gaviria Vargas, quien se desempeña como médico de piso en la Clínica Somer, para que le respondiera por los daños causados por cerca de tres millones de pesos y éste le ofreció devolverle la mitad.

Dinero que nunca consignó y por el contrario presentó una demanda en su contra por el delito de extorsión.

Una tía y una prima del médico la amenazaron de muerte por el simple hecho de hacer conocer el caso, explicó la víctima.

El Concejal Bernardo Alejandro Guerra Hoyos alegó sobre este caso en la Secretaría de Salud de Antioquia y al alcalde de Rionegro para que tomen las medidas necesarias. Les dijo que no entiende por qué la inspectora de policía falló en primera instancia a favor del doctor Gaviria Vargas como pretexto que se violentaron los derechos de éste.

“Le pido a la Clínica Somer que prescinda de los servicios del falso cirujano plástico Andrés Gaviria porque no es ético que capte pacientes aprovechando el prestigio de la clínica y, luego las someta a procedimientos irregulares que atenta contra sus vidas”, agregó Guerra.

En el sitio ya hubo control especial por parte de la Seccional de Salud de Antioquia, dependencia que cerró la cámara bronceadora y la sala de procedimientos menores.

Los dueños del inmueble donde funciona el spa suspendieron el contrato de arrendamiento a raíz de esta situación, mientras que la clínica Somer asegura que es una situación ajena a la institución.

En el congreso colombiano ronda un urgente proyecto de ley para regular las cirugías plásticas, pero las cantidades de dinero que han invertido los lobbystas son considerables y hace que años que el proyecto se presenta una y otra vez pero se hunde sin remedio. Y aún si pasa, existe el riesgo de que se redacte de tal manera que beneficie la oferta masiva y de baja calidad de cirugías plásticas. Lo único que tienen las víctimas en este momento es un proceso, desde el activismo, de exigencia y veeduría ciudadana pues en este momento los procedimientos están inmersos en una cadena de impunidad: médicos sin ética ni calificaciones, un ministerio de educación complaciente con las convalidaciones, y abogados mezquinos dispuestos a sacar el mayor provecho económico de uno de los negocios más rentables de Colombia. Negocio, porque una y otra vez la salud de los y las colombianas queda relegada a un tercer plano: después del lucro, y un poco más atrás de una sarta de prejuicios y misóginos juicios morales.

Escuche el relato de Mary Luz Mesa:

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