Batalla de Cascajo en Marinilla, la lucha de los conservadores y liberales por el poder en Antioquia
El Presidente Pascual Bravo, finalizando el año 1863, esperaba que su programa de gobierno y las medidas tomadas para el ejercicio de su mandato, lograran convencer de sus bondades a sus adversarios políticos. Pero la realidad era que ellos se estaban armando para derrocarlo y acabar con su vida. Los generales Cosme Marulanda González, Joaquín María Córdova, José María Gutiérrez, Gregorio Gutiérrez González, y otros jefes del conservatismo, habían desconocido su gobierno, y la guerra civil sería inevitable.
Pedro Justo Berrío tenía, además de ser contrario a las políticas de Pascual Bravo, razones personales para enfrentarse al régimen. Cuando el Estado de Antioquia cayó en manos de los mosqueristas, se vio obligado a huir a pie desde Santa Rosa hasta Yarumal, y se escapó de ser recluido en las bóvedas de Bocachica, porque se fugó y se refugió en los bosques vecinos.
Pascual Bravo esperaba el momento para actuar. Él era de la tierra de Córdova y tenía claro que el que no espera vencer, ya está vencido, y que si es imposible vencer, no es imposible morir.
La oposición al gobierno liberal, fue atizada especialmente por los clérigos y las comunidades religiosas, afectadas por la desamortización de bienes de manos muertas, y por las medidas de tuición de cultos.
Por la mañana del 4 de enero de 1864, Pascual Bravo pasó revista a sus tropas en la plaza de Rionegro, y las entusiasmó para ir a la lucha. Brindó por el triunfo y se alistó para salir al campo de batalla. Partió en busca del ejército del oriente, que estaba atrincherado a orillas del riachuelo Cascajo, lugar situado en una hondonada entre Rionegro y Marinilla, a órdenes del General Obdulio Duque y del Coronel Botella.
Hablamos con el director del museo de la catedral de Rionegro, Álvaro Arteaga que nos contó detalles sobre la batalla: