
Estados Unidos y China llegan a un acuerdo para resolver “guerra comercial”: bajarán los aranceles
En la mañana del 12 de mayo de 2025, se hizo realidad una de las noticias más positivas para los mercados globales: un alto al fuego en el conflicto comercial entre China y Estados Unidos.
Y no es sorprendente, dado que las tarifas comerciales entre las dos principales potencias del mundo han puesto en peligro la economía global mediante una guerra comercial que, según los expertos, tampoco beneficiaba a ninguna de las partes. Estos dos países representan poco más del 40% del Producto Interno Bruto mundial.
La Casa Blanca y la potencia asiática alcanzaron un acuerdo. En un comunicado conjunto, señalaron que ambas naciones reducirán los aranceles en 115 puntos porcentuales durante un plazo de 90 días.
En este contexto, los impuestos que China impone a los productos estadounidenses disminuirán del 125% al 10%, mientras que las tarifas de Estados Unidos se reducirán del 145% al 30%.
En el comunicado se indica que fue determinante mantener una relación económica y comercial sostenible a largo plazo que resulte beneficiosa para ambas partes. La declaración se realizó tras una jornada de negociaciones en Ginebra, Suiza, en la que funcionarios de ambos gobiernos lograron establecer un primer acuerdo entre los socios.
Los diálogos fueron liderados por el secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng.
Para nadie es un secreto que Trump ha impuesto aranceles a diestra y siniestra a sus socios comerciales. El punto de quiebre fue en el famoso Día de la Liberación, que para otros fue más el día en que EE. UU. le declaró la guerra comercial al mundo. El republicano anunció impuestos comerciales contra más de 180 países de todos los continentes –entre esos Colombia, con una tarifa de 10%–.
Ese día, uno de los países que quedó con el gravamen más alto fue China, con un 34%. Una semana más tarde del anuncio, EE. UU. informó una tregua de 90 días sobre los aranceles y los moderó a una tarifa del 10% para todos los países, menos para China, cuya tarifa escaló hasta el 125%.
Y es que la administración estadounidense ha incrementado gravámenes a una amplia gama de productos chinos, alcanzando tasas de hasta 145% en algunos sectores estratégicos, mientras que el gigante asiático ha respondido imponiendo aranceles cercanos al 125% sobre bienes estadounidenses. Estas medidas buscan contrarrestar lo que se percibe como prácticas comerciales desleales y proteger a las industrias locales, generando a su vez incertidumbre en los mercados internacionales y alterando significativamente las cadenas de suministro globales.
Los efectos de la guerra comercial
Por supuesto que se han visto repercusiones para la economía gringa. El Fondo Monetario Internacional —FMI— sostuvo, por ejemplo, que Estados Unidos ya no crecerá 2,3% como lo vaticinó anteriormente, sino que solo lo hará 1,8%, una contracción de 0,5 puntos.
De hecho, los resultados le dan la razón. El Producto Interno Bruto (PIB) de EE. UU. se contrajo 0,3% anual en el primer trimestre de 2025, sorprendiendo negativamente al mercado que esperaba un crecimiento de 0,2%.
Esta es la primera caída del PIB desde el primer trimestre de 2022 y contrasta con el crecimiento de 2,4% registrado en el cuarto trimestre de 2024, lo que puso en jaque a Trump.
Vale recordar que hace solo una semana, EE. UU. también había logrado un acuerdo comercial con el Reino Unido.
El golpe de los aranceles para el gigante asiático también fue notable. Sus ventas exteriores a EE. UU. se desplomaron de forma notable.
Lo cierto es que los dos países parecen estar conformes con el acuerdo, lo que resulta una buena noticia no solo para la economía, sino para los inversores.