¿Colombia tuvo un presidente negro?

Por: Jeison Stiven López Londoño
Era un 24 de junio de 1805, Benedicta Gil y Tomás Nieto se encontraban en apuros, sobre todo Benedicta. No era para menos, Benedicta en medio del calor y del agite batallaba con los dolores de parto. Estaban situados en la carretera que va de Sibarco a Baranoa, en la Loma del Muerto. Miraban alrededor con la esperanza y la agónica mirada de encontrar algún tipo de socorro, lo único que los acompañaba en medio de la nada era el burro de su esposo Tomás y las mechas de algodón para las lámparas que iban a vender en Cartagena a los nativos. Después de aumentar el suplicio del alumbramiento no tuvieron elección, les tocó resguardarse bajo la sombra de un matarratón y parir en la intemperie a una de las figuras más notables del Caribe colombiano, quien se convertiría en el único presidente negro en la historia de Colombia. El nombre del acreedor de tan meritoria singularidad fue Juan José Nieto Gil, proveniente de una familia humilde dedicada a la fabricación de mechas de algodón, cuya comercialización la realizaban de pueblo en pueblo. Pero tras la independencia de Cartagena de Indias en 1811 su familia decidió asentarse permanentemente en la ciudad. Desde muy joven llamó la atención de las personas adultas debido a su inteligencia práctica de la vida, pese a que fue analfabeto hasta los 14 años de edad según cuentan los historiadores no fue impedimento para aprender francés y fortalecer el aspecto intelectual. Quizás lo más asombroso fue que aprendió de una forma autodidacta, absorbiendo vez tras vez las guías de la biblioteca parroquial y los libros obsequiados por algunas personas ilustres. Además, a sus 39 años publicó en 1844 el libro “Ingermina o la hija de Calamar”, que es considerada la primera novela colombiana de la que existe registro. Por si fuera poco, el 21 de mayo de 1851 decretó la abolición de la esclavitud en la costa norte, en consecuencia esa fecha es ahora popularizada como el Día de la Afrocolombianidad. Juan José Nieto no solo se destacó en el ámbito de la literatura, también fue gobernador de Cartagena expulsando al obispo Pedro Antonio Torres, apoyó el golpe de estado de 1854, participó en la revolución de los Supremos, fue congresista del entonces Estado Soberano de Bolívar y sostuvo una amistad con el general Francisco de Paula Santander. Toda esa experiencia militar, política e intelectual le permitió ostentar el cargo de ser el presidente de Colombia en el periodo comprendido entre el 25 de enero de 1861 y el 18 de julio de 1861, siendo en ese entonces parte de la Confederación Granadina, que incluía a Panamá. Durante décadas, Juan José Nieto Gil estuvo ausente en la historia de Colombia, lo trataron de borrar de la memoria, hubiese sido un genocidio histórico. Su legado sobrevivió a diferentes atentados, el cuadro original en óleo de Juan José Nieto lo habían enviado a París a blanquearlo, editar su tez mulata, sus facciones afrodescendientes y eliminar la banda presidencial que se yacía sobre él. No fue suficiente, el cuadro original lo ubicaron por mucho tiempo en una lúgubre mazmorra del Palacio de la Inquisición en Cartagena. Al cabo de un tiempo, como por una inspiración divina el investigador Orlando Fals Borda logró encontrar el cuadro. La pintura parecía como si se hubiese rociado una fragancia de formol, preservando el registro histórico de las artimañas del racismo y clasismo del poder. La memoria de Juan José Nieto al resistir diferentes homicidios logró ver la luz al final del túnel, el 2 de agosto del 2018 el ex presidente Juan Manuel Santos hizo un reconocimiento público a la vida y obra de Juan José Nieto en la casa de Nariño, antes de culminar su mandato presidencial. Reconociendo las arbitrariedades que se cometieron en contra de su memoria, y luego de 157 años Santos incorporó su retrato en la galería de los diferentes presidentes de la historia de Colombia.