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Flor Soto y su misión de ayudar a mujeres con cáncer en el Oriente Antioqueño

En el año 2016, mientras para muchas fue una noticia devastadora que desvanecía la esperanza, ¿qué noticia? para Flor se convirtió en un motivo adicional para continuar su lucha y mantener vivo su amor por la vida.

Flor Morelia Soto, fundadora y directora de la organización «Fundaflor Amor y Vida», ha establecido un espacio dedicado a aquellos valientes que enfrentan el cáncer. Esta fundación brinda un apoyo emocional y un acompañamiento significativo, que permite a las personas afrontar la enfermedad desde una perspectiva renovada y esperanzadora.

Sin importar que tan difícil es la situación, para esta mujer, que está en una lucha constante, todos los días son una oportunidad. Flor Soto entendió como su propósito de vida, ayudar y vivir para servir a los demás, se esmera por compartir ese positivismo que alegra los corazones de las mujeres que han perdido la esperanza de vivir. 

¡Fuerte, guerrera, empática, inspiradora, así es Flor!

Desde que me diagnosticaron cáncer para mí no fue tan difícil; lo supe asimilar, lo supe aceptar, lo supe recibir, tuve el acompañamiento de mis hijos, mi familia, todas las personas que han estado a mi alrededor siempre me han apoyado, han sido un pilar muy fuerte en mi vida, y fuera de eso mi fundación, cada una de mis guerreras, cada una de mis luchadoras, son una inspiración para mi vida, y cada vez que hablo de ellas mi corazón se llena de mucha alegría, porque ellas para mí definitivamente son una experiencia viva y real.

El cáncer me ha enseñado a amar, me ha enseñado a vivir, a servir y a hacer las cosas con el corazón.” Expresó Flor Soto.

Ella se caracteriza por tener una formalidad y empatía con los demás, es alguien que se volvió totalmente indispensable en la vida de las personas que padecen cáncer, ya que es ese motor para aquellos que sienten que están perdiendo la pelea, debido a que Doña Flor también pasó por esta dura situación y actualmente sigue asistiendo a sus quimioterapias. Ella logra transmitir esa calma y aliento a los que aún no escapan de esta enfermedad.

Angela, una paciente que cuando comenzó a recibir tratamiento contra el cáncer, conoció a Flor, quien desde el principio fue un gran respaldo para ella y la considerada como una mamá, dijo: “Es un ángel que llegó a mi vida, es una promesa de Dios porque yo en ese momento me sentía muy sola y llegó ella a darme ese calor. Ella para mí siempre ha sido un beso, un abrazo y una palabra.”

Para Flor, el cáncer no es sinónimo de muerte como lo es para muchos. Miles de personas luchan contra esta situación día a día perdiendo la fe en la vida, y la misión de esta mujer es devolverles el sentido, devolverles la esperanza, la ganas de pelear hasta el final. Es una mujer cristiana, totalmente creyente y aferrada a Dios.

Hay cantidad de personas que deciden asistir a esta fundación debido al gran apoyo y acompañamiento que les brindan allí.

Un caso importante que esta mujer acompañó, fue el de Leidy, quien primero combatió el cáncer de colon de su mamá y hace tres meses fue diagnosticada ella con cáncer de mama.

“Fue una ayuda muy grande, yo venía de Medellín devastada, es una noticia muy grande que nadie quiere recibir ni en familiares ni en nosotros mismos y lo primero que uno piensa es: “me voy a morir”. y ella fue de las primeras personas que me dijo que eso no iba a ser así. las primeras palabras que ella ofrece son de puro amor, ese abrazo sincero que se siente desde el alma.», refirió Leidy.

“Lo que más duro nos da a nosotras como mujeres, es la caída del cabello que el tratamiento provoca. Pero mi labor está justamente en eso, en hacer ver que no solo se trata de lo superficial, hacer ver esa belleza interior también es demasiado importante, lo de afuera se soluciona con una peluca, hay que resaltar lo bellas que somos con cabello o sin cabello. El estar calva significa valentía” expresó Flor.

Lo más difícil para Flor soto es la parte económica, pero aún así no cambia su trabajo por nada, esa vocación que siente respecto al tema la mantiene viva, poderle dar fortaleza a las demás personas la llena al 100%.

Tiene una manera de ver la vida muy bonita, a pesar de que psicológicamente prepara a sus hijos de que en cualquier momento puede morir, aunque eso nos pasa a todos – lo único que tenemos seguro en la vida es la muerte – pero cuando hay obstáculos en nuestra vida sabemos que hay unos que tienen menos posibilidad de vivir más que otros. 

Siempre está acompañada de uno de sus hijos, las veces que tuve la oportunidad de entrevistar a doña Flor, ella estaba con alguno de los dos, David su hijo menor tiene 19 años, es el más tímido y al que más le afecta el tema, es con la persona que vive, son solo ellos dos. Mientras que Luisa, de 29 años y casada, para ella su madre es su mayor inspiración, ella les ha enseñado a desapegarse, incluso de las personas, les enseña cada día cosas de los maestros, como ellos lo llaman, que pasan por sus vidas diariamente.

Flor no tiene ratos libres, ella siempre está a disposición de quien la necesite, me contaba que a veces tenía pacientes a las 6:00 a.m., pues, ella es humana y también necesita su descanso, pero dice que no le importa, espera dedicar el resto de su vida a la fundación, a servir, a escuchar, está dispuesta a abrazar a quien necesite y a alentar a quien le haga falta.

A veces saca tiempo para ella, para hacer lo que la hace feliz, sin embargo, su felicidad es servir, aunque disfruta de estar a veces con sus hijos viendo películas; le gustan las películas motivadoras, eso también la conforta a seguir luchando día a día por sus pacientes.

Flor es una mujer bella, antes de ser diagnosticada con cáncer se dedicaba a la belleza y todos sus precedentes, aunque hoy en día se dedica a resaltar la belleza de sus pacientes, acompañando incluso a las que solo les quedan pocos días de vida dándoles ese aliento de esperanza por lo menos para conseguir alegrar sus corazones.

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