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Educadores, fuera de base con las TIC.

La problemática causada por el Covid-19, el confinamiento obligatorio y la continuidad del currículo educativo, son algunos de los tropiezos que los cerca de 400 mil educadores y docentes del país les ha tocado enfrentar.

Las estrategias metodológicas que venían implementando hasta antes de la pandemia, han tenido que ser innovadas, dado que educadores de básica primaria, secundaria, universitarios incluso cuidadores de jardín y preescolar se ven en la necesidad de educar desde casa en «aulas virtuales» mismas que hasta hace algunos años eran rechazadas por quienes no habían dado el salto en la “brecha digital”.

Pero es que, la pandemia no solo cambió nuestros hábitos, forma de comunicarnos, formas de trabajar, también modifico la forma de educar y educarnos, por ello este suceso histórico en el país y en el mundo, hace surgir un sin fin de posibilidades y planteamientos tales como; ¿Qué será de los docentes que nunca se familiarizaron con las TIC? ¿Podrán adaptarse? ¿Podrán innovar? ¿ Se cumplirán a cabalidad los pronósticos del PEI?.

En un mundo globalizado donde las TIC o Tecnologías de la Información y las Comunicaciones pareciera una palabra tan común como la misma Covid-19, no todos los docentes estarían en la «capacidad de adaptación inmediata» demandada por la sociedad, si hablamos de procesos, talvez quienes emprendieron hace algunos años dichas prácticas, hoy más que nunca son testigos de primera mano de la importancia de haber innovado, de su rol y su metodología, en la cual son actores fundamentales, en contraste con aquellos quienes condicionan los paradigmas ante este “alfabetismo digital obligatorio”.


Pero, esto no solo afecta a los docentes.

También miles de estudiantes, padres de familia están sumamente preocupados ya que fue tan rápida la adaptación que ni tiempo tuvieron de familiarizarse, hasta antes de la pandemia veíamos de uso fácil y como elemento de primera necesidad, las herramientas digitales, y pensábamos que el entorno de la «Aldea Global» únicamente se limitaba a redes sociales y uno que otro portal noticioso, la interactividad, los modelos o ambientes de aprendizaje modernos estaban solamente sujetos a las grandes elites educativas o a universidades que ofrecen sus pregrados de forma no presencial, esa inmediatez a la cual nos referimos deriva de; la oportunidad, la incertidumbre, la improvisación y la falta de planeación.

No todo es malo

Si bien la figura del maestro es irremplazable en un “entorno de aprendizaje convencional”, el ejercicio de dictar una clase online, no se debería limitar únicamente a la interacción a distancia a través de una video llamada, las estrategias se deben prestar para que el maestro sea propósitor de metodologías innovadoras, que integren TIC, pero sin dejar atrás el lápiz y el papel, tampoco que sean estrategias de difícil ejecución, sino más bien que sean consecuentes al sistema de auto – aprendizaje encaminadas en propender la potencialización de las capacidades en cada uno sus estudiantes, sin necesidad de generalizar y medir con la misma regla al estudiantado.

Que dicen los docentes

“Vemos como el gobierno nacional viene buscando menguar el impacto que pueda generar en la población estudiantil, el impacto por el Covid19, el hecho de haber sido de las primeras instituciones sociales posiblemente será de las ultimas que retornará a la normalidad, está buscando alternativas que disminuyan el desacomodo general causado por el confinamiento y el aislamiento social.

La educación utilizando la virtualidad y medios tecnológicos es una de las apuestas fuertes del gobierno en tanto recurso y alternativa para paliar la emergencia. Ante esta situación la brecha educativa se hace más evidente, ya que quienes mejor preparados están para asumir estos retos son, por variar, los establecimientos de educación privados y las universidades; la escuela pública y muy a pesar de los esfuerzos que se han hecho en este tema, no está dispuesta para ello: desde las secretarias de educación, los profesores, los estudiantes y los padres de familia y a esto se le suma el hecho de recursos e infraestructura insuficientes para realizar un trabajo pedagógico efectivo e incluyente.

Como dice un adagio popular “a lo hecho pecho” y esa es la dinámica con la que se inició el pasado 20 de abril el trabajo en casa de los estudiantes y profesores que conforman el colectivo educativo nacional. Toca esperar si la improvisación de propuestas pedagógicas ( por parte de docentes, directivos, secretarias de educación; etc), haciendo uso de tecnologías de “punta” como el whatsapp y otras “obsoletas” pero que emergen ante la crisis ( la televisión y la radio por ejemplo), surtan el efecto didáctico esperado, ya que ni la llegada a las aulas de las tic´s (tecnologías de la información y la comunicación) hace más de 10 años, ni la masificación del internet, ni mucho menos la dotación a escuelas y colegios con computadores y tablets en años pasados, pudieron en su momento mejorar el panorama de la educación nacional, actualmente con unos niveles en calidad educativa, cobertura e inclusión cuestionables», es el concepto del docente Marcel Gómez, educador en una institución Educativa del municipio de Rionegro.

Que dice el ciudadano de a pie.

“Pienso que el impacto en la educación por el Covid-19, traerá una renovación de docentes, muchos de los cuales talvez gozan de una o más mesadas pensionales y que se han negado a innovar, a trascender, aprender cosas nuevas, tan elementales en la era digital como encender un computador, o manejar herramientas de Office, “pues se los llevo el que los trajo” con esta virtualidad, me imagino que el único camino será apartarse para darle paso a sangre nueva”. Armando Salazar.

Por su parte el Ministerio de Educación Nacional recomienda a padres y cuidadores de niños:

– Crear hábitos de estudio en los menores.
– Tener horas específicas para cumplir con las actividades pedagógicas.
– Intentar que los menores no mezclen el ocio con sus responsabilidades escolares.
– Trabajar en equipo con ellos para que entiendan que no están solos en este cambio.

Sin duda, la educación convencional tiene varios retos por delante, pero es importante resaltar que esto no es solo responsabilidad de los profesores, los estudiantes y padres de familia, también deben crear sus propias estrategias para lograr terminar este ciclo académico de la mejor forma.

Por: Julián Dávila Baena

Aportes: Marcel Darío Gómez

Foto: Any Marroquin

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